OPINIÓ Andrea de Pablos Real
“El Gran Retroceso”
"Can Fatjó, un barrio obrero que supo tener un gran movimiento vecinal donde se escuchaba y ayudaba a la gente, hoy, luce una pintada racista"
Si se me permite la osadía de hacer mío el título de la obra póstuma del gran filósofo y sociólogo Zygumnt Bauman, obra en la cual plantea una sociedad que desvaloriza el diálogo, la empatía y el respeto por el “otro”. Concepto que relacioné hace poco, estando en un comercio del barrio de Can Fatjó, cuando fui testigo de este “gran retroceso” como sociedad que plantea el autor. No diré que presencié un diálogo entre dos vecinos, no, no era diálogo, ya que la finalidad del mismo es buscar una solución. Aquí era… ¿cómo describirlo? Repetir frases hechas que se podrían transpolar a un vecindario de cualquier parte del mundo, algo que supo plasmar Bong Joon-ho en su aclamado film Parásitos: el asco a los pobres. Pero en el film, quien tenía asco por los pobres (y el olor que desprendían) era el padre de la familia Park, proveniente de una clase social privilegiada, director de una multinacional. En cambio, en esta conversación entre vecinos no iba de los Park contra los Kim (ricos contra pobres), no, iba del pobre contra el más pobre… Unos vecinos de barrio obrero quejándose de un proyecto de vivienda social. Kafkiano ¿no?
Pero no fue esto lo que me llevó a escribir estas líneas, no. Fue al ver una foto publicada en Rubí TV donde se celebraba una reunión de 7 asociaciones vecinales que se posicionaban en contra de estas viviendas dotacionales y de estos (supuestos) nuevos vecinos.
La conquista de derechos (en este caso vivienda pública) muchas veces supone la pérdida de privilegios para las clases sociales que siempre los han tenido. Pero, los de la foto ¿son también directivos de multinacionales? ¿empresarios? ¿O es gente que creció en barrios obreros? ¿Que construyeron con esfuerzo su vivienda y ahora viven de su jubilación? ¿No son acaso la mayoría provenientes de la emigración de los años 60 del sur de España a un Rubí con una creciente industria? ¿No vivían varias familias (tíos, primos, abuelos) en un mismo piso? ¿acaso lo olvidaron? Personas que buscaban oportunidades.
Can Fatjó, un barrio obrero que supo tener un gran movimiento vecinal donde se escuchaba y ayudaba a la gente, hoy, luce una pintada racista. “El Gran Retroceso”
De 14 personas que salen en la foto, 13 son hombres de más de 65 años que protestan por pisos dotacionales para jóvenes. ¿Acaso les han preguntado a los jóvenes? ¿Sera que no tienen en sus familias jóvenes que trabajan y quieran independizarse y no puedan hacerlo por el coste de los alquileres? ¿Qué tal si dejamos (aunque sea por una sola vez) que hablen los jóvenes?
¿Nadie se pregunta por qué en estas entidades hace años están los mismos 3 de siempre? Quizás, si hubiera lugar para una equitativa participación de las mujeres, las vecinas, se hubiera preferido el diálogo, el entendimiento para ser mejores como barrio, como sociedad y no caer en el discurso fácil de unos pocos. Alimentado, en muchos casos, por intereses (burdos) de determinados grupos políticos. Crispar es la acción propia de quién no tiene la capacidad del diálogo ni de propuesta.
¿Protestar por una supuesta zona verde contaminando con una marcha lenta de coches? Eso tiene la misma coherencia que protestar por los derechos humanos apaleando a quién piense diferente...
Espero que el futuro no sea como lo describe Bauman. Trabajaremos incansablemente para que todas y todos sean partícipes del debate, dándole voz a quienes no la tienen, en este caso: las jóvenes.
Creerme que me sabe mal acabar el curso con esta reflexión. Me hubiera gustado más escribir unas líneas preocupándome por dos burguesitos que se compraron una torre con piscina en una urbanización con su perro de raza (a juego con la History). Es lo que tiene haber nacido y crecido en un barrio obrero y ser de la clase obrera: te preocupas por la vivienda dotacional y no por la clase privilegiada. Eso dicen que es ser izquierda.
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