El Estado de Alarma supuso aprender a vivir en una situación excepcional. Y muchos matrimonios no han podido superar esta coyuntura. De ahí que hayan aumentado las solicitudes de divorcio durante y después del confinamiento. La propia Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA) detectó ya en el mes de mayo un incremento de las consultas para divorciarse. Y es que en España ha habido aproximadamente 10 millones de parejas que han compartido cuarentena en su hogar. Y las consecuencias no se han hecho esperar.
El ejemplo raíz lo encontramos en China, origen del coronavirus y donde al final del confinamiento se acentuaron los divorcios y las nulidades, colapsando incluso los juzgados. La paciencia y la diplomacia, que podían ser suficientes en una convivencia habitual para solventar problemas comunes, han llegado a sus límites en muchos casos. Sobre todo cuando ya había desavenencias antes de la aparición de la pandemia. La falta de válvulas de escape ha hecho mella y provocado un aumento de discusiones maritales. Si normalmente en verano se disparan los divorcios, este año 2020 puede llegar a un récord en ese sentido. Y aunque si un matrimonio se separaba durante la cuarentena podía cambiar de domicilio -uno de los pocos casos permitidos-, muchos no lo han podido hacer por la falta de recursos económicos.
Los despachos de abogados hemos estado presentando escritos de divorcio durante el confinamiento, a pesar de que la Justicia estaba paralizada. El objetivo: agilizar lo más posible el procedimiento. Porque el inminente repunte de divorcios estaba hace meses prácticamente constatado, como aseguró la Sociedad Catalana de Abogados de Familia (SCAF). Esta realidad contrasta, sin embargo, con las personas casadas que han salido fortalecidas del periodo de aislamiento. De ahí que ya se comente en los medios la posibilidad del fenómeno de los 'Corona Boomers': una nueva generación de bebés que nacerían a final de 2020 o principios de 2021 como una de los curiosos efectos del Estado de Alarma.
Cifras de divorcios 2020
El freno de las bodas ha sido algo necesario. Y a ello se suma que, antes de que nos confinaran, en nuestro país seis de cada 10 enlaces finalizaban en un divorcio. Habrá que esperar al final del verano para obtener algunas cifras más precisas, pero se estima que los divorcios -como mínimo- se habrán duplicado respecto a 2019. No obstante, hasta otoño del 2021 no se podrá hacer la comparativa exacta, ya que solo entonces se publicará la Estadística de Nulidades, Separaciones y Divorcios de 2020. Las últimas disponibles (de septiembre del año pasado) contenían datos de 2018, cuando se produjeron 95.254 divorcios en España. El resultado: somos el 5º país con más divorcios de Europa.
Teniendo en cuenta que alrededor del 80% de las consultas de divorcio acaban haciéndose efectivas con la separación de los cónyuges, en este año donde el coronavirus es el protagonista, los divorcios podrían llegar incluso a triplicarse si se toma como referencia todo 2020. Más si reparamos en que, solo en estos últimos meses, en multitud de despachos de abogados las consultas sobre los trámites de divorcio se han multiplicado al menos por dos.
El divorcio exprés
El divorcio exprés que se creó hace tiempo con el fin de simplificar el proceso si ambos cónyuges llegaban a un acuerdo, ahora está más de moda que nunca. Precio económico y ruptura rápida. Una fórmula que en esta etapa de crisis económica puede resultar muy útil a quienes deseen finalizar su relación de manera oficial. Aún así, dicha agilidad, en esta nueva normalidad, no está totalmente garantizada, ya que en materia de Derecho de Familia los juzgados ya estaban saturados de por sí. Y ahora se unen a esa acumulación de procesos las nuevas peticiones de separación y divorcio.
La esencia del divorcio exprés se basa en que no existe una separación previa, y en que no se ha de alegar ninguna causa específica. Aunque deben haber transcurrido, como mínimo, tres meses desde la celebración de la boda.
Consejos para divorciarse ahora
El mejor consejo es intentar evitar que haya un juicio, y que todo se solucione de forma amistosa. Para que el convenio regulador se redacte con facilidad y se ratifique el divorcio en los tribunales lo antes posible.
Pero si de prisa se trata, se puede optar por formalizar el divorcio a través de escritura pública ante notario, aunque ello conlleva un desembolso más grande que si un juez emite una sentencia. Sobre todo si se lleva a cabo la liquidación del régimen económico del matrimonio. Este divorcio notarial solo es posible, sin embargo, si los interesados no tienen hijos menores de edad -o incapacitados judicialmente-. Y, tal como ocurre con un divorcio judicial, también es obligatorio acudir a la notaría con un abogado, aunque la figura del procurador aquí no es necesaria.
Por último, otra recomendación sería la de consultar con un abogado experto en Derecho de Familia la posibilidad de la mediación familiar. Antes de ir a juicio por desacuerdo a la hora de escribir los puntos del convenio, este mecanismo ayuda a que la pareja resuelva sus desavenencias en ese sentido. Y de esta manera poder finalmente obtener un convenio regulador de mutuo acuerdo. Un paso intermedio que suele compensar a los afectados, ya que implica ahorro de dinero y de desgaste psicológico.
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